Me besas y me quitas la ropa.
Y sube la marea.
Nos abrazamos y rozamos nuestras pieles.
Y comienza el oleaje.
Es tan cálido este acto.
Sentimos fuego y más frotamos la leña,
para prenderlo todo.
Tus labios se queman recorriendo
cada pliegue de mi piel
y yo me inundo y los calmo.
Y cada vez suspiro más
y más profundo.
Vamos al compás, tu besas.
y yo. me estremezco.
Está claro qué estamos jugando.
En la playa, con fuego .
Nunca nos entendimos pero,
¡qué bien nos entendemos!
Llegas y te vas. Se hace luz y oscuridad.
Y poquito a poco esto va a más,
explotamos. El universo implosiona.
Un maremoto, un tsunami
acaba con todo.
No queda nada.
El eco de nuestros gemidos,
se desvanece entre la espuma
muy lentamente,
con el vaivén de las olas.
Ahí acaba. Comienza a calmarse el mar.
Te vas y con eso la marea baja.
Pero volverá a subir y un buen marinero,
siempre atiende a un mar bravo.